jueves, 9 de agosto de 2012

Relájate

¡Buscando páginas para divertirme encontré una increíble! Espero que la disfruteis :D
En ella hay muchas opciones de juego, comprobadlo por vosotros mismos. Gracias a todos.

Juegos de Vestir

martes, 24 de abril de 2012

Una noticia de ayer

No está Núñez, no está Van Gaal y el Barcelona ya no está en Liga de Campeones. Tiró la toalla no ayer, sino antes en Turquía, en Inglaterra, en las dudas o el miedo. Parecía que el Barcelona no jugaba ayer su partido de clasificación de la Liga de Campeones. Debía ganar, pero casi nadie se preocupaba. Era en San Siro donde se disputaba lo importante. Un ojo tenían los barcelonistas en el Camp Nou y las dos orejas en la radio. Serra Ferrer ya advirtió en la víspera del peligro que esto podía conllevar. Quería concienciar a sus jugadores, también al público. No hacía falta, el Besiktas era un cuestión menor, una china en el camino, que de una patada sería olvidada.
Rivaldo con dos saques de esquina puso fin a cualquier incertidumbre, si es que alguna vez la hubo. Dos goles en 16 minutos metió el Barcelona y los dos idénticos. Sacó Rivaldo desde la esquina derecha, peinó un asturiano barcelonista en el primer palo, Luis Enrique en el primero y Abelardo en el segundo. Y remató a gol, por abajo en el segundo poste Cocu, una vez, Luis Enrique la otra. Ya está. Todos a Italia.
El público no estaba tan convencido como los jugadores. Los aficionados con memoria recordarían que este equipo, el Besiktas, el equipo vulgar de ayer, fue el mismo que puso al Barcelona en el principio del fin con los tres goles a cero que le endosó en su estadio. Ayer, simplemente, amenazó un poco los primeros diez minutos.
Un poco significa un saque de esquina que no tuvo ninguna consecuencia. Luego, entre la desidia, que no se jugaban ni la honra los turcos y la timidez, pues el Camp Nou sigue impresionando, el Besiktas siguió en el campo porque estaba obligado a seguir en la hierba.
El Barcelona presionó un rato y luego se tomó el asunto con tranquilidad. Tampoco era un encuentro para dar espectáculo. No hacía falta, no había ganas. No buscó el Barcelona los huecos, ni la profundidad, ni el gol. Si llegaban, pues bienvenidos eran, se sabía que el rival iba a dar facilidades.
Se sabía también que el rival, si le dejaban, podía llegar a la portería que defendía Arnau. Los turcos, ya que estaban por allí, atacaron por la banda izquierda, donde defendía Petit. Podían meter gol, podían no meterlo. No lo hicieron y el Barça aprovechó para hilvanar algún contragolpe. También podía conseguir otro tanto en alguna jugada, pero también podía el Barcelona quedarse con dos tantos en su casillero. No lo hizo porque en la segunda mitad, Luis Enrique metió otro gol y Rivaldo, de penalti y Gabri uno más. Daba igual.
Los gritos y el silencio del público del Camp Nou no engañaban. Pero los jugadores preferían la prueba del algodón, que ese sí que no miente. Terminada la primera mitad corrieron al delegado del Barcelona a preguntarle qué pasaba, cómo iba San Siro. «De San- debió decirles el delegado- nada». Los futbolistas del Barcelona bajaron la cabeza.
Quedaba la segunda mitad, qué largos son cuarenta y cinco minutos, pero no tan largos como la temporada que se presenta al Barcelona. Se montó ilusionado en el tren de la Liga de Campeones y en la primera frontera ha salido por la puerta de atrás, preparado para olvidar cuanto antes. Ahora está en al andén, dispuesto a subirse al vagón que haga falta, sea cual sea el destino que tenga. Quizá la Liga, quizá la Copa de la Uefa. Objetivos que cobrarán importancia cuanto más distantes en el tiempo se consigan. Será un camino largo. Será un camino tortuoso.